Quizá eres feliz sólo que no te has dado cuenta
Por: Roberto G. Martinell
Recuerdo una película en la que actuó Robin Williams por ahí de 2002: One Hour Photo (Retratos de una Obsesión) Vachon y Romanek (2002). Su papel era el de un encargado de una tienda de revelado rápido de fotografías —cuando esto todavía existía — El protagonista había notado que las personas sólo tomaban fotografías de sus “momentos felices” y nunca de los “momentos desagradables”. Y esto lleva a Seymour «Sy» Parrish (Robin Williams) a obsesionarse con pertenecer a una familia que son clientes del negocio que atiende. Ya que, de acuerdo con lo que muestran sus fotos son completamente felices.
Esto me lleva a pensar que muchas personas en este mundo quieren vivir una “vida de fotografía” como la familia que obsesionó a «Sy Parrish” en la película. Cuando calificas a ciertas emociones como negativas y hasta tóxicas, querer evitarlas o pedir a los que te rodean que las eviten, considero que es un fútil intento para pretender que la vida sólo esta hecha de momentos placenteros, “de fotografía”, cuando lo que hace rica tu vida es la suma de los momentos que te generan bienestar y de los que te generan malestar, ambos acompañados de toda la gama de emociones.
Con esta perspectiva es común pensar que la tristeza es la contraparte de la alegría e incluso de la felicidad. Con respecto a la alegría considero que no es que sean opuestos, mas bien son distintas emociones que no coexisten, lo que te puede a llevar a pensar que son opuestos, ya que cuando aparece una se inhibe la otra.
Con respecto a la felicidad, el que se vea como opuesta a la tristeza lo achaco a un origen cultural que infiero surge del creer que felicidad y alegría son lo mismo. La alegría es una emoción, sin embargo, la felicidad no la conceptualizo así, sino como un estado del ser. La alegría está asociada con las fotos de la película que platicamos. Los momentos tristes, continuando con la metáfora de la película, no salen en las fotos, pero no están divorciados de la felicidad. Ser feliz implica que eres capaz de disfrutar los momentos alegres ya que te das cuenta de ellos con consciencia, los abrazas y los compartes con otros. Pero también ser feliz implica que aceptes que hay momentos displacenteros y que puedes abrazarlos, igual con consciencia, y buscar el aprendizaje que se oculta detrás de ellos para después compartirlo con otros. La felicidad la construyes siendo consciente de la suma de ambos momentos. Armonizando con lo que te está pasando y con lo que estás siendo a cada momento, siendo consciente del aquí y el ahora como un resultado de lo que te ha pasado y como la plataforma de lanzamiento de ese futuro que quieres construir.
La felicidad, como yo la entiendo, no sólo no es opuesta a la tristeza, sino que puedes sentir tristeza mientras estás siendo feliz, es decir notando con consciencia la pérdida que tuviste y la tristeza misma que anida en ti mientras agradeces los momentos vividos y te preparar para una nueva manera de seguir viviendo.
Lo opuesto a felicidad no es tristeza, es infelicidad. Al hacerte consciente de ello podrás darte cuenta de que estás siendo feliz, sólo que quizá no lo habías notado.
Fragmento tomado de: Martinell, R. (2019). Trasciende siendo consciente: Un enfoque psicológico de la consciencia.
Post a Comment